¿No iríamos a pensar que podíamos llevar el cigarrillo electrónico y sus complementos en el bolsillo o en el boldo, así, sin más, rebotando contra llaveros, monedas y cualesquiera otros objetos que llevemos encina? No. Claro.

Del mismo modo que llevar los cigarrillos convencionales en una pitillera bonita aporta cierta distinción, un “puntito elegante”, transportar el e-cig en su pitillera es una necesidad si pretendemos hacerlo en condiciones de cierta higiene o queremos conservarlo más tiempo. Por no hablar de que también existen maravillas convertidas en pitillera.

Para todos los gustos (y bolsillos)

Comenzamos por lo básico, esto es: una imitación —en metal, eso sí— de una cajetilla de tabaco convencional. Por dentro está diseñada para que quepan diversos modelos de cigarrillo electrónico ya montados, incluso con su líquido.

Otro modelo de este útil es el que imita a la pitillera plana, la que se asemeja a un pequeño libro. La que tenemos en mente es una con motivos de mariposa por fuera y un interior adaptado a todos los modelos, con compartimentos separados para cada componente del cigarrillo. Dispone, además, de elementos que logran que lo que se haya guardado en el interior no se mueva en exceso.

Una buena y cómoda idea

Terminamos, no porque se nos agoten los útiles, sino porque se trata de informar y un exceso en ese campo es contraproducente. Terminamos, decimos, pero no nos resistimos a ofrecer una estupenda idea, tanto por lo elegante como por lo original y lo práctico.

Te presentamos un colgante-pitillera: realizado en cuero negro, nos permite tener el e-cig siempre a mano. La desventaja es que tiene el sitio justo para el cigarrillo, sin que quepa en él ningún otro útil. La ventaja es que está diseñada para la comodidad más absoluta, hasta el punto de que se puede vapear sin siquiera extraer el cigarrillo de la funda.