A todas aquellas personas que les gusta vapear saben que los atomizadores necesitan un mantenimiento para que el flujo continuo y no reducido de humo siempre sea el que necesitas. Esta limpieza es conocida como dry burn. Lo más aconsejable es hacerle una limpieza ligera extrayendo el líquido que esté de más en el atomizador cada 3 días.
Lo que debemos hacer entonces es tomar un alicate de punta fina y sacar la parte central del atomizador, que es una pieza metálica que tiene una fibra. Puedes lavar cuidadosamente esta fibra con alcohol y dejarla secar por un buen rato. Luego haremos el dry burn, que principalmente es la incineración o la quema de las suciedades que puedan estar pegadas a la resistencia.
Bastará que tomemos el atomizador y lo coloquemos en una batería para encenderlo y lograr que la resistencia pueda estar lo más al rojo vivo que podamos. Este procedimiento lo repetimos varias veces hasta que todos los restos sean quemados. No tienes que preocuparte por las fibras donde van las resistencias, pues están especialmente diseñadas para que las altas temperaturas no les causen daños.
Muchos usuarios recomiendan una limpieza de la resistencia con unas pinzas pequeñas, una aguja, un clip o cepillos de cerdas naturales. Con estos instrumentos limpiarás adecuadamente la resistencia de todo tipo de residuos que queden luego de haber hecho el procedimiento anterior colocando la resistencia al rojo vivo.
Precauciones posteriores al dry burn.
Una vez esté seca la fibra tenemos que ponerle una gota de líquido. Luego, colocaremos de nuevo el puente en su lugar, en el atomizador, usando el alicate para presionar hacia los lados. De esta forma nuestro atomizador podrá volver a funcionar correctamente.
Todo es cuestión de práctica, y si al principio te parece que no es sencillo, con la práctica tomarás experiencia. El procedimiento solo te tomará más o menos cinco minutos, y luego podrás seguir experimentando el vapeo como siempre te ha gustado.