Una respuesta clara y radical: sí. Las sustancias que componen el cigarro electrónico son absolutamente seguras. Queda hecha la salvedad de la nicotina que contienen algunos e-líquidos. Por lo demás, nada de lo que inhalamos al vapear tiene por qué ser nocivo.
Veamos: inhalamos vapor de agua con una sustancia, el propilenglicol, la glicerina o una mezcla de ambos, que ayuda a que el agua se vaporice. Junto con ello, vapeamos aromatizantes y saborizantes. Y eso es todo. Analicemos las sustancias una por una.
Agua con sustancias, en su mayoría, inocuas
Para quienes no han sido capaces de dejar atrás por completo la nicotina, opcionalmente los líquidos de vapear ofrecen trazas de esta droga. En todo caso, no es así en todos los líquidos ni la dosis es la misma en todas las ocasiones. Traducido: la única sustancia nociva del e-líquido es opcional.
Del resto de los componentes que nos llevamos a la boca, el más sospechoso, debido a que apenas la conocemos es el propilenglicol. Aunque podemos decir de ella que la propia OMS la ha declarado apta para el consumo humano en los cigarrillos electrónicos.
Como quien inhala un chicle
Seguimos descendiendo en la escala de componentes que pueden preocuparnos de los cigarros electrónicos y nos encontramos con los aromatizantes y saborizantes que no son distintos de los que encontramos en los chicles o en las golosinas que devoran los niños sin que nos preocupemos en absoluto.
Nos queda el agua, pero no parece que ese componente sea digno mención, puesto que son muy pocos lo que se van a preocupar por él.
De todos modos, podemos hacer una prueba, no muy científica, pero sí gráfica: tomemos una servilleta de papel e inhalemos el vapor 5 veces filtrándolo a través de ella. Repitamos la operación con un cigarrillo tradicional. Nada que añadir.