Cuando un fumador se enfrenta ante el reto de dejar el tabaco, tiene que saber que no es fácil, pero que se puede conseguir con una voluntad fuerte. Sin embargo, es poco probable que se consiga sin ningún tipo de ayuda, ya sea psicológica o médica, porque es una adicción tan fuerte como la que se puede tener con el alcohol o con las drogas. Por eso, no se debe dejar de intentarlo incluso si fallamos una, dos o las veces que haga falta. Si elegimos dejarlo de una vez por todas, aparte de la fuerza mental que se requiere, pueden ser de gran ayuda medicamentos y drogas que minimicen el síndrome de abstinencia, permitiendo que toda la energía se concentre en nuestro objetivo de liberarnos del tabaco.
Todos los medicamentos destinados a la ayuda en la terapia antitabaco reciben genéricamente el nombre de reemplazo de nicotina, pues alivian la ansiedad porque segregan al organismo sustancias similares. Por tanto, estor productos tienen la ventaja de mitigar al máximo, e incluso hacer desaparecer los molestos efectos del síndrome de abstinencia. Ayudan a tener poco a poco un control sobre la adicción, ya que, si bien el cuerpo seguirá necesitando la nicotina, la dosis se recibe en forma de medicamento y no de cigarrillo, se fuma menos progresivamente y se gana en autoconfianza y autoestima. Se refuerzan las ganas de dejarlo, y gracias a los logros que se van obteniendo, el individuo seguirá teniendo afán de superación.
Por otra parte, la terapia para dejar de fumar con medicamentos tiene sus desventajas; en realidad, el paciente no abandona su adicción a la nicotina, sino que sustituye el medio de conseguirla. Es verdad que el cuerpo ya no se expone a la cantidad de elementos cancerígenos que contiene el tabaco, pero la dependencia a la nicotina sigue vigente. A la larga, si no se lucha contra el verdadero problema, que es la adicción a la nicotina, se volverá otra vez a fumar, por eso lo recomendable es atajar el problema de raíz. Por eso, es recomendable ponerse una fecha límite al consumo de medicamentos de reemplazo, y progresivamente dejar de tomarlos.
Hay que tener en cuenta que este tipo de productos medicinales para dejar de fumar no son un milagro, aunque tanto los medicamentos administrados vía oral o vía tópica no hacen que las ganas de fumar se evaporen. El mayor nivel de éxito se da cuando estos productos forman parte de un proceso, es decir, que el paciente los toma dentro de un contexto determinado, como por ejemplo una terapia de grupo para exfumadores. No hay que esperar sentado a que las medicinas hagan su efecto, sino que se requiere de un esfuerzo bastante notable por parte del individuo. Por otra parte, antes de iniciar cualquier tratamiento con estos medicamentos se requiere un chequeo clínico porque no todas las personas pueden llevarlo a cabo, debido a alergias o problemas cardiacos que pueden hacer que la medicación sea contraproducente. Así, las personas con problemas cardiovasculares o con una presión alta pueden sufrir algún tipo de crisis, y de igual forma, aquellos que siguen fumando mientras toman estos medicamentos sustitutitos pueden sufrir un colapso por sobredosis de nicotina, y también problemas relacionados con el aparato respiratorio.