A toda ansia, una solución

Cuando se está dejando de es habitual que se tengan ansias por fumar y, a menudo, esas ansias nos ganan y hacen que volvamos a caer en el normal. Sin embargo, ¿sabías que hay una solución para cada ansia que tengas? Verás.

Si tienes ansias de fumar por estrés, porque te encuentras en una situación que te puede, haz ejercicio. El ejercicio te ayuda a relajarte y podrás, al mismo tiempo, dejar de pensar en ese problema. Tampoco es recomendable tener en casa algo que te recuerde a fumar (ceniceros, por ejemplo). Quítalos de enmedio para evitar que te puedan dar más ganas cuando estás nervioso.

Si necesitas tener algo en las manos lo mejor es una pelota antiestrés o un bolígrafo. A veces funciona una cosa, a veces otra.

Si nada de esto te sirve piensa algo: el dinero que te estás ahorrando sirve para darte un capricho y tu cuerpo está más saludable. Es posible que veas eso como una tontería pero, a la larga, no lo será y el estrés se pasará, la mala salud o el no tener dinero, no.

Si tienes ansias por fumar después de una actividad que te ha resultado placentera, donde se ve el cigarrillo como un premio por haberlo pasado bien, en lugar de eso toma una fruta, una golosina o algo de comida que te guste mucho. También puedes utilizar la hucha donde echas todo lo que vas ahorrando de no comprar los para darte un capricho.

A veces las ansias se producen de golpe sin que nada las genere. Es como levantarte de la cama y lo primero que quieres es un . Si te pasa eso, levántate y, lo primero de todo, lávate los dientes. Eso hará que el sabor y la sensación del desaparezca o al menos lo intentes.

Busca una manera diferente de llegar a trabajar. La novedad hará que te distraigas de esas ansias y romperá tu rutina con lo que el tabaco pasará a un segundo plano.

Las recaídas suelen ocurrir por la tarde o por la noche, ¡vigila lo que haces a esas horas para que no te encuentres con un cigarro en la mano! O siempre puedes probar con los que son más saludables encima.